lunes, 16 de noviembre de 2009

Un proyectito que se concretiza ... Notas de Islandia

Hace ya mucho tiempo, una eternidad que me lancé a pasar al ordenador mi diario de Islandia. Poco a poco se concretiza y aqui se puede ver ya un poco el resultado aunque todavia me queda mucho por hacer:


Que les parece?

viernes, 13 de noviembre de 2009

2009-10-07 Ginebra-Paris-Osaka-Tokyo

Soy un tipo con suerte. Todavía no he acabado de relatar mi último viaje a Islandia y aquí me veo en un Boeing 777 volando rumbo a Osaka.

También soy un tipo con suerte porque en un avión abarrotado he conseguido un sitio en el que no hay nadie justo a mi lado. A mi derecha la ventana y a mi izquierda un sitio vacío y enseguida una Lolita (espero que no se me enfade en el caso de que lea español y eche un ojo a esta pantalla) extremadamente discreta. Todavía no me ha mirado a la cara ni cuando le he pedido medio en inglés y medio con gestos que me deje pasar para ir al baño.

Soy un tipo con suerte porque voy a pasar dos semanas en el Imperio del Sol Naciente. De miércoles (vuelo) a domingo de turista. De lunes a viernes de conferencia y esperando que sea muy interesante, y de sábado a miércoles de turista en compañía de mi cuate Mimile.


En fin, que soy un tipo con suerte. Siempre lo he sido.

Después de pasar unos últimos días de trabajo con un estrés extremo y alargando las horas. Aquí estoy tecleando en el asiento de segunda clase volando en la noche cerrada mientras … no se … quizás los rusos duerme ahí abajo.

La salida de Ginebra ha sido muy tranquila. Que gustazo montarte en un avión sin niños. Creo que hace seis años que no se lo que es no estar con los ojos pendientes de mis renacuajas cargado con maletas, carritos de bebe, biberones, chupetes y todo ese folclore.

Al llegar a la zona de espera me he encontrado con una conocida del trabajo que hacía el mismo trayecto. Hemos conversado antes de embarcar y, para nuestra desgracia, hemos conversado más de lo que a los dos nos apetecía esperando en la salida de la conexión en Paris. El avión está retrasado.

Que mosqueo me llevo cuando anuncian que el avión sale con cuatro horas de retraso por culpa de un tifón cuyo centro se espera que esté en Osaka a la hora de nuestro aterrizaje con lo cual el vuelo se ha retrasado para evitar el centro del tifón que se espere que esté en Tokio cuando finalmente aterricemos.

Al final salimos más de cinco horas de retraso por culpa de una avería en la rampa de pasajeros. O sea que en lugar de llegar a las 8:30 a.m. creo que llegaremos sobre las 13:30 a.m. más o menos.

El avión está lleno de japoneses como no es de extrañar. Muy poquitos occidentales vienen a dar una nota de color. Me ha dado tiempo a observar unos cuantos gestos y comportamientos que son muy extraños para mi entre los nativos de estas islas en las que voy a poner tierra en algunas horas. Yo soy un tipo al que le gusta improvisar en los viajes todo el tiempo, sobre todo cuando viajo solo cosa que ha en los últimos años no he hecho. Esta vez me he comprado un par de guías de viaje que por supuesto apenas he ojeado y seguro que si las hubiera leído podría comprender un poco más los gestos y comportamientos básicos de esta gente que seguro están explicados a un nivel básico en este par de libritos que tengo a mi lado así como indicaciones de cómo comportarse: que hacer y no hacer en Japón. De todas maneras me obstino en no leer. Lo único que he buscado ha sido como ir de Osaka a Tokio en tren, lo que se limita a identificar el nombre de la estación de tren de donde sale el tren bala así como el modo de llegar del aeropuerto Internacional de Kansai hasta la dicha estación. El como llegar desde la estación de Tokio (¿que estación? Seguro que hay más de una) hasta mi hotel lo miraré cuando esté en el tren. Tiempo tendré. Así soy yo cuando viajo solo. …. Hacía adelante y ya veremos ….

Volviendo a eso que decía sobre gestos y comportamientos, que extraño ese comportamiento tan curioso que la inmensas mayoría tiene de no mirarte a los ojos nunca. Si les hablas bajan la vista, si te los cruzas de frente en el estrecho pasillo del avión bajan la vista, si estás sentado en la zona de embarque antes de embarcar con una fila de diez asientos con diez japoneses sentados y se te ocurre recorrer con tu mirada los diez sitios tienen la vista bajada. No hay esa interacción minima que tenemos nosotros, ese pequeño instante en el que las miradas se cruzan antes de que cada uno mire a otro lado. Bueno habrá que experimentar y ver si comprendo como funcionan.

Otra cosa muy curiosa. Un buen puñado de japoneses casi todos de una cierta edad, de pie en la zona de embarque esperando. Llega un chica japonesas joven (aunque no sabe ni diós [en minúscula] la edad de esta gente). Se forma un semicírculo alrededor de la chica, ella dice algo y la gente responde con una demostración de alegría y un aplauso general muy discreto como no queriendo hacer ruido. Inevitablemente recuerda a un maestra llegando a una clase de preescolar y diciendo – ¡hoy tengo caramelos para todos! – y los nenes respondiendo - ¡Yupi, yupi, yupi! – solo que los nenes de aquí están jubilados.

Después de una película, una comida y una ratito de escritura toca dormitar un poco.


………………

Ya me pegué tres películas y una siesta. Estoy bien harto de este puñetero avión. Veo que me queda una hora antes del aterrizaje. También he podido comprobar que hay 7 horas de diferencia. Cuando me he despertado me he encontrado con un bandejita con una comida escuálida y eso que yo soy de los comen poco. Un último apretón que ya casi estamos. Hace nos minutos he visto un poco de Korea. Ahora entre las nubes veo que estamos sobrevolando el mar del Japón.

Las vistas desde el avión al llegar son esplendidas. El mar es de un color azul precioso con una costa sinuosa poblada de multitud de islas costeras bastante montañoso y cubierto de bosque cuando no de casas.

Llego a Osaka recojo la maleta y busco información de cómo ir desde el aeropuerto hasta la estación Shin-Osaka desde donde sale el shinkansen o sea el tren de alta velocidad japonés hacia Tokio. En un mostrador de información me dicen que tengo que tomar un tren desde el aeropuerto y cambiar en Shin-Osaka para coger el shinkansen. Me pego con un distribuidor de billetes de tren pero al tercer intento consigo comprar el billete completo hasta Tokio. Son cuatro tarjetitas casi todo escrito en japonés (creo que japonés y Japón van a ser las palabras que voy a repetir infinidad de veces en los próximos días). La máquina no me ha aceptado una de las dos tarjetas. Menos mal que tengo dos. Espero que esto no se vuelva un problema con eso de los límites que suelen tener.

Un viejecito de la compañía de trenes me ayuda a encontrar la entrada y una pareja me dice cual es el andén. No hay estrés (todavía) porque tengo cuarenta minutos hasta que llegue el tren. Me he arriesgado un poco porque al comprar el billete he elegido una correspondencia donde solo tengo 10 minutos justos para cambiar de tren.

Hasta Osaka hay unos 50 minutos. En todo el trayecto no se ha visto casi ni un centímetro de terreno sin construir. Las pocas excepciones ha sido algunos fuertecitos entre las casas entre las que predominan el arroz y la col. Se ve que las islas se les han quedado pequeñas. Casi todos los edificios son pequeños pero sobresale de vez en cuando algún que otro rascacielos. Las casas están construidas muy apiñadas las unas con las otras dejando muchas veces no más de un metro entre ellas para que las vecinas se puedan pedir un poquito de sal o aceite desde sus respectivas cocinas o estar de chachara sin salir de casa. En muchas cosas me recuerda a mi pueblo de Granada pero con las calles más o menos rectas. Solo he visto dos casas antiguas en todo el trayecto ¿?, ambas de madera. Una muy señorial y otra mas modesta. Muy encantadoras para alguien como yo que nunca ha visto esto (salvo en la tele, claro).

Todo se pasa bien, me sobran tres minutos una vez sentado en mi asiento. Son las 15:35 y aquí estoy sentado en el dichoso trenecito. Son casi tres horas que voy a pasar mirando por la ventana e intentando informarme como llegar desde la estación hasta el hotel. Ahora me quedan dos problemas que resolver hasta la noche. El primero es encontrar el lugar donde está mi hotel. Que listo soy, he impreso el email de confirmación de la reserva y en el solo hay escrito el nombre del hotel y el numero de teléfono pero no la dirección. El segundo problema es, una vez que consiga la dirección, orientarme para llegar, que seguramente será en metro. Me parece que llego a hora punta de salida del trabajo con lo que va a ser interesante eso de meterte en un metro abarrotado y con una bolsa de viaje del tamaño de una maleta ......