Protocolo:
Miro por la ventana. Nubes altas, tiempo gris.
Miro la temperatura 11.8 grados. Muy buen tiempo para estos parajes tan al norte. Mucho calor para ser 9 de Marzo. (Y luego hay quien dice que el cambio climático es un mito).
La decisión esta tomada, voy a hacerlo. Me voy a correr un poco, mejor dicho, voy a trotar un poco.
Subo al domitorio. Abro el cajón olvidado, ese donde guardo la ropa de deporte. Todo esta allí mas o menos bien dobladito. Casi me sorprende no encontrar telarañas y polillas.
Me pongo unas mallas, esas que llegan justo por debajo de las rodillas y dejan las pantorrillas al aire; una camiseta de manga larga fina, de esas que evacúan la transpiración fácilmente; una chaquetita fina de las que cortan el viento pero transpiran; y termino poniéndome los calcetines cortitos. Voy un poco mas abrigado de lo normal, pero ya se sabe, cuando uno creció en el sur estos aires de aquí siempre parecen siempre fríos.
Bajo a la cochera, y busco las dichosas zapatillas. Hace fresco aquí. Las encuentro en un instante. Nadie las ha movido de de sitio.
Bingo ! Aquí si que hay una araña pasando el invierno placidamente dentro de una de las zapatillas. No se como puede aguantar el dichoso bichito! Meses hace desde la ultima vez que las calcé pero siguen teniendo ese olorcito tan característico que uno reconoce enseguida.
Si. Son las mías. Un olor inconfundible. Esta vez tienen un matiz como tirando a rancio. Seguro que son los meses sin calzarlas.
Cojo el coche y conduzco los cinco minutos necesarios hasta llegar al bosque.Como era de esperar esta lleno de paseantes de domingo.
Bebo un trago de agua. Ahh! La botella debe de llevar lustros en el coche porque el agua sabe a viejo. A ver si ahora me va a dar una cagalera (no seria la primera vez) por beber agua de dudosa calidad. Bueno, tampoco seria tan grave. En el bosque siempre se puede encontrar un rincón detrás de un árbol. Además, una buena a diarrea es siempre un método eficaz para perder peso. Un poco drástico pero eficaz como pocos.
Me pregunto cuando y como voy a perder los 8 o 10 kilos de más?
Ya no puedo echarme atrás. Un paso, dos, tres, cuatro ... Ya estoy corriendo.
Zancadas cortas. El cuerpo no da para más.
Los primeros pasos me siento ligero. Corro.
La sensación no dura mucho. Empiezo a sentir que la realidad me atrapa por momentos.
- A donde vas Gustavo? Echa el freno o en dos minutos vas a escupir los pulmones, el corazón y lo demás.
Bajo el ritmo. Corro.
Todavía no. Vuelvo a bajarlo un poco más. Troto.
Llevo ya unos pocos minutos. Parece que he encontrado el ritmo. Si si si !
Este es mi ritmo ... el de los caracoles artríticos.
Intento hacer escabullir mi mente observando este rincón de paraíso. Tengo suerte de poder correr en un sitio tan bonito. Hallas, robles, fresnos, algún que otro abeto.
Oigo el ruido del agua. Me acerco al río.
Sigo arrastrando las piernas. El corazón y los pulmones siguen en su sitio. Ya no los tengo en la boca.
Veinte minutos han pasado. Me acerco al punto de partida.
Un punto de dolor en la rodilla derecha me avisa. No habrá segunda vuelta.
No me desespero. Se que es normal después de tantos meses.
Me digo que el próximo día daré dos vueltas.
Se acabó lo que se daba.
Vuelvo a casa relativamente contento. Una veintena de minutos de carrera para un caracol artritico que hace algunos meses pasaba por un triathleta modesto, modestillo ... no es para tirar cohetes pero es mejor que nada.
Me hago el propósito de volver a nadar y pedalear, y para julio uno de mis queridos triathlones. Dentro de mi queda la duda. Me digo ... adelante !!
No me fío de mi.
Aunque hoy haya sido una decepción, me digo:
-Coño ! Algún día tienes que empezar. Y para de quejarte !
Ahí queda eso.
p.s. Gracias a Jesús Lens, sin su post (ESCRIBIR, CORRER, SOÑAR) seguramente me hubiera quedado en el sillón de casa.