jueves, 6 de marzo de 2008

La nota lo dice todo ...

Los lectores, esos seres que amamos los libros y aveces entramos en trance cuando ponemos los pies en una buena librería, nos podemos clasificar en dos grupos bien distintos.
El primer grupo es el de los cuando leen un libro lo tratan con tanto respeto que su lectura no deja huella en en carne y los huesos del libro, hablo de esos lectores que nunca, bajo ningún concepto van a violar las paginas impresas o la cubierta de un libro. Los que se resisten a profanar el objeto preciado con notas, subrayados, hojas plegadas y demás marcas más o menos profundas que el espectador puede dejar en el objeto (que no la obra) que tiene en su mano. Nada traicionará el paso de un libro por las manos de un lector de este tipo.

Ahora es fácil de imaginar cual es el segundo grupo.
Es evidente que si tu anotas, subrayas, pliegas las esquinas de las paginas de los libros que lees, inexorablemente caes en este otro grupo. El grupo de los que tienen la osadía de dejar la marca de su paso en el libro. Esos lectores que son capaces de profanar y, como alguno del otro grupo podría decir, violar ese preciado objeto que es el libro.

Mi vida de lector la empecé en el primer grupo. Tengo pruebas. Basta con abrir las cajas de libros infantiles que deben de estar en casa de mis padres. Allí se apilan los libros que yo y mi hermano leíamos en nuestra infancia y adolescencia. Seguro que si alguno tiene alguna marca es muy probablemente la marca del tiempo o la de un accidente. Dos avatares a los que todos, libros y lectores nos exponemos un día y el otro también.
Estoy casi seguro que mi querido hermano, el príncipe del orden y la limpieza, es uno de los máximos exponentes de este grupo.

Con el tiempo estoy evolucionando poco a poco. Empecé escribiendo en la primera pagina de cada libro que leía (solo si es mio ... así que no os asustéis si me prestáis un libro vuestro) la fecha en el que lo acababa de leer. Después fui
añadiendo progresivamente el subrayado de algunas frases que amaba y que no quería olvidar para siempre, la fecha en que comencé a leer el libro, y finalmente empecé a escribir algunas palabras al principio en las que 'evaluaba' el libro desde mi punto de vista personal diciendo básicamente si me gustaba o no me gustaba y añadía algún que otro adjetivo al libro casi siempre demasiado categórico.
Para mi esas notas son algo fundamental en mi la relación con los libros.

Hace unos minutos he acabado de leer
Une trop bruyante solitude de Bohumil Hrabal


Es un libro muy extraño. Puedo decir que es la historia de un anciano que ama los libros hasta la muerte. En su vida no hay mas que libros. Y que, me aventuraría a decir, es quizás el máximo exponente de los lectores del grupo de los son capaces de profanar los libros. Su vida es leer y destruir libros.

Aquí copio las lineas que he escrito en sus primeras paginas y, como no podia ser de otra forma, son demasiado categóricas. La nota lo dice todo de mi relación personal con este libro. Me siento obligado a decir que la ultima linea es una advertencia para mi (para no hacerlo dos veces).

03-03-2008
06-03-2008
Curioso, depresivo, negativo, triste, pesimista, perdido.
Añade tristeza y melancolía al lector.

No lo leas.

2 comentarios:

Jesús Lens dijo...

Lo de andar por el monte o correr un rato quizá lo tenga dejado, amigo, pero lo de escribir, en absoluto. Muy buen Blog. Espero que ahora la vida esté siendo menos perra.

Un abrazo de Granada a Francia, de granadino a granaíno!!!

Solidodemente dijo...

Gracias Jesús.
Por el momento el perro ese enseña los dientes con fiereza a mi pequeña familia.
Solo nos queda esperar y (no digo rezar porque hace años que no creo en el tio ese de la barba) esperar que la moneda caida de cara.

Un abrazo.